sábado, 16 de octubre de 2010

Su último día...

   Se vistió rápidamente. Rebuscando entre el terrible desorden que había en su cuarto logró sacar una camiseta de pico negra, unos vaqueros de pitillo deshilachados y un viejo cinturón de cuero escamado con las costuras rotas y los agujeros rasgados tras de años de uso. La camiseta y los pantalones estaban arrugadísimos, pero eso no le importaba. Más bien, todo lo contrario.

- ¿Y dónde coño esta mi chupa?
- ¿A mi qué me cuentas?
- ¡Jorge no te hagas el sueco, dame mi chupa!

   A Carlos le encantaba su chupa. Todo el mundo lo sabía. La vieja chupa de cuero de Papá, ¡era fenomenal! Llevaba un montón de años vistiéndola. Iba con su chupa a todas partes, como esos tipos duros de las películas de acción a los que todos nos queremos parecer. En el fondo le encantaba eso, ser un tipo duro, solo que nunca lo reconocía. No era de esas personas que cuentan sus secretos al primero que pasa. La gente decía que era muy reservado.¿Qué coño sabrán ellos? Simplemente odiaba decir gilipolleces, y hoy en día la gente parece que no dice otra cosa que gilipolleces. A veces me daba la sensacion de que se sentía diferente por no ser uno de esos títeres idiotas de la sociedad. ¿Mejor así no? ¿Qué más dará lo que piense el resto del mundo si son todos unos panolis sin identidad?

   La chupa aparecío, no se como, ni tampoco quiero saberlo. Apareció sin mas. Esta vez yo no la tenía. Cogió la llaves y se miró en el espejo del salón. Se despeinó todo lo que pudo y me dio una colleja

- ¡Espabila enano!
- ¡Te he dicho que no me llames enano!
- Te llamare enano todo lo que quiera jajaja. ¡Enano! ¡Enano!...
- ¡¡Serás gilipollas!!
- Uuuuy creo que voy a tener que lavarte esa boca con estropajo

   Entonces se fue al baño a echarse colonia. Le encantaba echarse colonia, todos los dias y a todas horas se la echaba. Mamá le había comprado una carísima por su graduación, y desde entonces siempre usaba la misma. La misma que solía usar Papá. Me recordaba al olor de la lavanda fresca. La verdad es que olia fenomenal, asique cuando el no estaba en casa me ponía un poco. Echaba mucho de menos a mi padre, todos lo hacíamos. Creo que Carlos lo sabía, por eso nunca me dijo nada cuando me pillaba oliendo a su colonia. Luego cogió un monton de dinero de su tarro de ahorros. Sacó más de 2000 euros, llevaba un fajo enorme de billetes. Lo cierto es que ganaba un montón de dinero reparando motos en verano.

- ¿Dónde vas con tanto dinero Carlos?
- ¡¡No hagas tantas preguntas enano, que eres un cotilla!!
- ¿No irás a hacer ninguna locura, verdad?

   Recuerdo que sonrió como nunca, igual que en esos estúpidos anuncios de licor del polo. No solía sonreir, fue muy raro. Entonces tuve la sensación de que tenía en mente un plan increible. Me acordé de ese tipo que cogió todos sus ahorros y huyo de casa de sus padres, para hacer de su vida una aventura. Fue increible lo que hizo, para mi tenía mucho valor. Carlos sería capaz de hacer algo así, por eso le admiraba tanto.

- Dile a Mamá que no llegaré para cenar, voy a casa de Laura

   Laura era su novia. Estaba tremenda, pero yo no puedo pensar esas cosas de la novia de mi hermano. Mamá la adoraba, era una de esas mujeres que no se lo tienen creido pese a ser guapísimas. Me acuerdo que el dia que cumplí 15 años les pille en su cuarto. Que conste que no soy de los que van entrando en los cuartos de los demás, pero esa vez era diferente. Los gritos se debían de oir desde siberia por lo menos. Se cabreó muchísimo, pero se le pasó en un momento y me pidió perdón. En el fondo odiaba cabrearse conmigo sin motivo. Yo nisiquiera sabía que tenía novia, y por lo visto llevaban mas de dos años saliendo. Cuando Laura se vistió, se presentó. ¡Eso es tener valor! Muy pocas personas guardan el tipo en una situación así. Entonces se enteró de que era mi cumpleaños y me invito a comer una hamburguesa enorme. Laura era simplemente genial. Mi hermano y ella hacian una pareja estupenda. Era como en esas empalagosas películas de enamorados, pero mucho mejor.

- Vale
- ¡Y mucho ojo con echarte de mi colonia enano!
- Te habré dicho mil veces que no me llames enano, ¿estás sordo o qué?
- Para mi siempre serás el enano de la casa jajaja

   Carlos siempre se reía cuando me vacilaba. Pero el resto del tiempo estaba increiblemente serio. A decir verdad, uno los pocos recuerdos que tengo de él riendose son de un dia que me hizo aguadillas en la piscina de tia María. Consiguió que me tragase media piscina.

- ¡¡Ya tengo 17 años y medio, no soy ningun niño!!

   No dijo nada. Por alguna razón esa frase debió significar algo especial para él, porque su mirada se perdió en el infinito, con un deje melancólico. Cogió las llaves de la moto y salió de casa. Tenía una moto terrible, nuestro abuelo se la regaló cuando cumplió los 16. Era una vieja derbi, la moto con la que papá iba a buscar a mamá todos los domingos cuando aun eran novios. La restauró completamente y quedó fenomenal, daba gusto verla la verdad. Creo que tanto él como nacimos con un don para la mecánica, pero a mi no me interesaba tanto como a él. Carlos estaba orgullosísimo de su  moto. Todos los domingos se levantaba religiosamente para lavarla y encerarla, y a veces desmontaba el motor para limpiar la grasa vieja.  La quería incluso más que a su chupa. Y eso es mucho decir.

- Hasta luego fenómeno.

Las últimas palabras que le oí decir

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   Alguien llamó al teléfono. Yo estaba leyendo un libro buenísimo sobre un hombre que tenía que cruzar desde Moscú hasta Irkoutsk para dar un mensaje al hermano del zar. Los libros de héroes siempre me gustaron. Admiraba a las personas que renunciaban a una vida cómoda solo por sus ideales. Aun lo sigo haciendo.

 Mamá fue quien cogió el teléfono, siempre lo cogía ella, y luego se lo pasaba a quien fuese la llamada. Casi nunca era para ella, estaba tan sola... Pobre Mamá...

   Mamá ahogó un grito y se desplomó sobre la mesa. Fue imposible hacer que dejase de llorar. Por lo visto, un conductor borracho se había saltado un semáforo en rojo. Mientras miraba por el retrovisor por si habia policias, ocurrió lo impensable. Su coche arrolló brutalmente la moto de mi hermano mientras volvía a casa con Laura. El golpe fue de espanto. Murieron en el acto.

   Identificar un cadaver es algo muy chungo. La gente que ve pelis de policías piensa que es algo increible, pero la verdad es que es una putísima mierda. ¡Malditos gilipollas! Si todo el mundo perdiese un hermano en un accidente igual se les pasaría la bobada. Carlos tenía la cara destrozada, pero la chupa y su camiseta eran inconfundibles. Fue horrible verle así. A mi madre se le cayó el mundo sobre su cabeza. Pobre Mamá...

   Entonces vino lo peor. Había visto muchas veces a laura, solía llevar un anillo de plata con motivos celtas que había comprado en irlanda. Pero llevaba dos esta vez. El segundo era de oro y tenía un pequeño rubí engarzado... Una tras otra, las lágrimas empezaron a caerse por mis mejillas.

   Nunca se lo dije a Mamá.

   Pobre Mamá...